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6 de noviembre 2025 — Él dirige tus pasos

6 de noviembre — Él dirige tus pasos 🧭

Le pido a Dios que hoy ilumine tu camino y ordene tus pasos, para que camines con paz y propósito.

Tomar decisiones puede sentirse como caminar entre neblina. Hay señales que no alcanzamos a leer, voces que compiten por nuestra atención y urgencias que empujan. El corazón quiere obedecer a Dios, pero la mente pregunta: “¿Y si me equivoco?”. En esa tensión, es fácil quedarse inmóvil o moverse a impulsos que después lamentamos.

La buena noticia es que la guía de Dios no es un premio para perfectos, sino una promesa para hijos que confían. El Señor no juega a esconderse de quienes le buscan; Él se complace en dirigir a los que disponen su corazón. Donde tú ves encrucijadas, Él ve sendas; donde tú ves calles cerradas, Él ya preparó una puerta que se abrirá a su tiempo.

Hoy, Dios te invita a caminar menos por ansiedad y más por confianza. No necesitas dominar todo el mapa para avanzar; necesitas tomar de su mano y dar el siguiente paso que Él te muestra. La obediencia de hoy prepara el camino de mañana. Y cuando te apoyas en el Señor, aun los desvíos se vuelven parte de su dirección amorosa.

Historia

Alguien me contó de un estudiante recién llegado a una ciudad grande. Salió de noche a una entrevista de trabajo y, por confiar en su memoria, tomó un bus equivocado. La lluvia comenzó, el teléfono se quedó sin batería y, en una esquina poco iluminada, el corazón le latía fuerte. “Señor, dirígeme”, susurró. Un guardia de seguridad se acercó y le dijo con calma: “Si caminas por esta avenida y doblas en la tercera, verás la ruta correcta; evita la otra calle, está cerrada por obras”.

Siguió las indicaciones y, al doblar, encontró una parada con un mapa del transporte y un letrero que decía: “Te ayudamos a llegar”. Frente a la parada, una iglesia tenía encendida una luz con otra frase: “No caminas solo”. El estudiante llegó a tiempo a su cita y consiguió el empleo. Después dijo: “No fue suerte; fue dirección”. Comprendió que Dios no solo abre puertas: también te guía hasta la manija correcta.

Versículos a meditar

“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.” (Proverbios 3:5–6, NVI)

“Yo te instruiré y te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.” (Salmo 32:8, NVI)

REFLEXIÓN

Proverbios 3:5–6 nos confronta con una decisión del corazón: ¿en qué apoyamos nuestro peso interior? Apoyarse en “nuestra propia inteligencia” no es negar el uso de la razón, sino creer que basta por sí sola. La fe bíblica no desprecia pensar; lo ordena bajo la confianza en el Señor. Cuando lo “reconocemos en todos nuestros caminos” —es decir, cuando lo invitamos a gobernar cada área—, Dios endereza lo torcido, abre brechas en lo cerrado y alinea nuestros pasos con su propósito.

Salmo 32:8 es una promesa personalísima: Dios no terceriza su guía; Él mismo instruye, muestra y aconseja. Su dirección no siempre llega con estruendo; a menudo es una convicción suave, una palabra de la Escritura que se enciende, un consejo sabio, una puerta que se cierra a tiempo. Su vigilancia no es fría ni distante: “velaré por ti” es lenguaje de Padre que cuida mientras caminas, descansas y decides.

La cruz y la resurrección de Cristo son el gran semáforo verde de Dios sobre nuestra senda. Si el Hijo atravesó la muerte y venció, entonces podemos fiarnos de Él cuando nos pide avanzar por caminos menos cómodos pero más santos. Su dirección no es solo logística; es formativa. Dios no solo quiere llevarte a un lugar, quiere formar a Cristo en ti mientras te conduce hasta allí.

Tal vez hoy no tengas todas las respuestas, pero sí puedes tener una postura: corazón rendido, oído atento y pasos obedientes. Si te equivocas, Él corrige; si dudas, Él confirma; si te detienes, Él vuelve a llamarte. El que te dirige no se confunde. Y aunque la neblina no se quite por completo, su Palabra siempre aclarará el siguiente paso suficiente para hoy.

Aplicación diaria

  1. Ora antes de decidir: presenta el asunto, pide pureza de motivos y repite Proverbios 3:5–6 en voz alta.
  2. Consulta la Palabra: busca un pasaje que hable del carácter de Dios y filtra tu decisión a la luz de ese texto.
  3. Busca consejo sabio: conversa con un creyente maduro que te conozca y ame al Señor.
  4. Da el siguiente paso pequeño y obediente, aunque no veas todo el camino; confía en que Dios confirmará en el trayecto.
  5. Anota cómo viste hoy la dirección de Dios (una puerta, una idea, una corrección) y agradécele en oración.

Ps. Eudomar Rivera

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