📅 Mensaje del Día – 06 de Octubre de 2025
Tema: Cuánto te ama Dios 💙
Le pido a Dios que hoy experimentes la certeza de Su amor eterno y que ese amor llene de paz cada rincón de tu corazón. Amén.
El amor de Dios es una verdad que escuchamos con frecuencia, pero muchas veces la sentimos distante. Las cargas de la vida, las comparaciones y los errores pueden hacer que dudemos de ese amor perfecto.
Cuando miramos nuestros fracasos pensamos que Dios se aleja, y cuando alcanzamos logros creemos que recién ahí nos mira con agrado. Sin embargo, el amor del Padre no funciona así; no cambia según lo que hacemos.
Ese amor fue demostrado en la cruz de Cristo: es incondicional, eterno y suficiente. Vivir conscientes de esto transforma nuestra manera de enfrentar la vida, porque ya no buscamos ganarnos Su amor, sino que descansamos en el hecho de que ya lo tenemos.
Historia
Leí la historia de un niño que llevaba en sus manos un cometa roto. Estaba lleno de rasgaduras y con el hilo enredado. Muchos le decían que lo botara porque ya no servía. Sin embargo, él lo llevó a su abuelo. El abuelo, con paciencia, fue cosiendo las partes, desenredando el hilo y ajustando cada detalle. Al final, el mismo cometa volvió a volar más alto que antes.
Así es el amor de Dios. Donde otros dicen “no sirve”, Él ve valor. Donde otros desechan, Él restaura. Su amor nunca descarta: siempre reconstruye.
Versículos a meditar
“Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:38-39 NVI)
“Nosotros amamos porque él nos amó primero.” (1 Juan 4:19 NVI)
REFLEXIÓN
El amor de Dios no es un concepto religioso abstracto, sino una verdad viva que cambia nuestra manera de vernos y de ver el mundo. Él no nos ama porque seamos buenos, nos ama porque Él es bueno. Su amor es la base de nuestra identidad y la garantía de nuestra esperanza.
Cuando abrazamos esta realidad, dejamos de vivir con la angustia de agradar a todos o de alcanzar estándares imposibles. Descubrimos que ya somos aceptados, perdonados y amados plenamente. Y desde esa seguridad, florece la verdadera libertad.
Este amor también nos impulsa a amar a otros. Al entender que Dios nos amó primero, aprendemos a extender gracia incluso cuando es difícil. No amamos para ganar puntos con Dios, sino porque hemos sido alcanzados por un amor que transforma.
Hoy, más que nunca, necesitamos recordar que nada —ni las pruebas, ni el fracaso, ni la soledad— puede separarnos de ese amor. Es un ancla en medio de la tormenta, una roca firme en un mundo inestable.
Aplicación diaria
- Comienza el día recordando en voz alta: “Soy amado por Dios”.
- Cuando falles, en lugar de castigarte, descansa en el perdón de Cristo.
- Haz un acto concreto de amor hacia alguien sin esperar nada a cambio.
- Lee Romanos 8 y subraya cada promesa que hable del amor de Dios.
Ps. Eudomar Rivera
