📅 Mensaje del Día – 8 de octubre de 2025
Tema: Dios fortalece en la debilidad 💪✨
Le pido a Dios que hoy seas sostenido en tus momentos de fragilidad, y que experimentes la fuerza que solo Él puede dar a los que se sienten cansados.
La vida no siempre nos encuentra en nuestra mejor versión. A veces llegamos al límite, sin ganas, sin energía y con la sensación de que no podemos dar un paso más. La rutina pesa, las responsabilidades se acumulan, y el corazón se cansa de tanto luchar en silencio.
Pero es precisamente ahí, en ese terreno de debilidad, donde Dios se muestra con más claridad. No se trata de aparentar fuerzas que no tenemos, sino de reconocer que en nuestra fragilidad hay un espacio perfecto para que Su poder se manifieste.
Cuando dejamos de confiar en lo que podemos lograr con nuestras propias manos y miramos hacia arriba, descubrimos que Su gracia es suficiente y que Él nunca abandona a los que claman en necesidad.
📖 Historia
Conocí a un hombre que había trabajado toda su vida como albañil. Con el paso de los años, su cuerpo empezó a resentir el esfuerzo. Un día, mientras intentaba cargar un saco de cemento, se desplomó en el suelo. Ya no podía con el peso. En ese instante de dolor y frustración, alguien del vecindario corrió a ayudarlo y cargó el saco por él. Años después, él recordaba esa escena como un retrato de lo que Dios hizo en su vida: cuando sintió que ya no podía, Dios levantó la carga que lo doblaba. Decía: “Mi fuerza se acabó, pero descubrí que la verdadera fortaleza no venía de mí, sino de Dios.”
📖 Versículos a meditar
“Pero él me dijo: ‘Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.’ Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.” (2 Corintios 12:9, NVI)
“Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes tropiezan y caen; pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán.” (Isaías 40:30-31, NVI)
🪷 REFLEXIÓN
Hay momentos en los que pensamos que la fe nos convierte en superhéroes, invulnerables al cansancio y al dolor. Pero la verdad es que el camino de la fe también pasa por el valle, por la noche oscura, por las lágrimas que nadie ve. La diferencia es que ahí no estamos solos. Dios no nos pide que neguemos nuestra fragilidad, sino que la pongamos en sus manos.
El apóstol Pablo aprendió esta lección de manera dolorosa, cuando rogó que Dios quitara un aguijón que lo atormentaba y recibió como respuesta: “Te basta con mi gracia.” No era lo que esperaba, pero fue lo que más necesitaba. Descubrió que en su debilidad Dios se hacía más evidente, más real, más cercano. Y eso lo transformó en un hombre invencible, no porque no sufriera, sino porque Cristo era su fuerza.
La vida cristiana no es una vida sin cargas, sino una vida donde las cargas son compartidas con Aquel que dijo: “Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.” Si confías tus debilidades a Jesús, Él no te mirará con desprecio, sino con ternura. Porque la cruz misma fue el lugar donde la debilidad humana se encontró con el poder eterno de Dios.
Hoy, si te sientes sin fuerzas, no lo escondas. Preséntalo delante de Dios con honestidad. Deja que Él te recuerde que no eres valioso por lo que logras o resistes, sino porque eres amado y sostenido por Su gracia. Y cuando sientas que ya no puedes, recuerda que Él siempre puede.
✅ Aplicación diaria
- Reconoce delante de Dios tu debilidad en oración. No finjas ser fuerte, sé honesto con Él.
- Haz una pausa en tu día para respirar profundo y repetir: “Tu gracia me basta”.
- Busca un versículo de fortaleza y tenlo a la mano para recordarlo en momentos de cansancio.
- Pide ayuda cuando la necesites, no cargues solo lo que fue diseñado para compartir.
- Haz memoria de una ocasión pasada donde Dios te sostuvo, y permite que esa fe renueve tu esperanza.
Ps. Eudomar Rivera