17 de noviembre – Por qué creer
Le pido a Dios que hoy traiga luz a tu corazón y firmeza a tu fe.
A veces, creer no es sencillo. No porque Dios sea difícil de entender, sino porque la vida nos pone frente a preguntas que no siempre sabemos responder. La fe se sacude, el corazón tiembla y la mente busca explicaciones. Y allí, entre dudas y cansancio, te preguntas: ¿vale la pena seguir creyendo?
Hay momentos en los que te esfuerzas por ser fuerte, pero las circunstancias parecen hablar más duro que las promesas. Te preguntas si Dios realmente ve lo que estás enfrentando y si su silencio significa ausencia. Pero aun cuando no lo sientes, Él sigue estando allí, más cerca de lo que imaginas.
Y es precisamente en esos espacios de incertidumbre donde Dios siembra la fe más firme. Porque la fe auténtica no nace del control, sino de confiar incluso cuando no lo entiendes todo, incluso cuando no ves el resultado, incluso cuando sientes que caminas a oscuras.
Historia
Leí hace algún tiempo sobre un hombre que estaba pasando por uno de los momentos más difíciles de su vida. Había perdido su empleo, su salud se había deteriorado y su familia estaba atravesando una crisis emocional profunda. Una noche, mientras caminaba solo por su vecindario, se detuvo bajo un poste de luz y dijo en silencio: “Señor, si estás conmigo, dame una señal”.
No hubo relámpagos, no hubo una voz del cielo, ni algo extraordinario. Lo único que escuchó fue el ruido suave del viento entre los árboles. Pero mientras caminaba de regreso a casa, vio a su hijo pequeño durmiendo profundamente. Y allí, en ese gesto sencillo, entendió algo: tal vez Dios ya le había hablado muchas veces, pero él estaba esperando algo espectacular. Esa noche decidió creer, no porque lo vio todo claro, sino porque comprendió que Dios ya había estado a su lado en cada detalle pequeño.
Versículos a meditar
“Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.” (Hebreos 11:1, NVI)
“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia.” (Proverbios 3:5, NVI)
REFLEXIÓN
Creer no es un acto automático; es una decisión profunda que nace en el corazón cuando reconoces que tus fuerzas no son suficientes. La fe no elimina los problemas, pero cambia la manera en que caminas a través de ellos. Cuando Hebreos dice que la fe es la “certeza de lo que no se ve”, nos recuerda que la fe no depende de lo que nuestros ojos humanos logran observar, sino de lo que Dios ya ha dicho y prometido. La vida cambia, las temporadas se alteran, pero la Palabra de Dios permanece estable.
Cuando eliges creer, algo poderoso ocurre dentro de ti. Es como si el alma se afirmara en una roca que no se mueve. Y aunque tus emociones suban y bajen, tu fe se convierte en un ancla que te sostiene. Dios no te pide que entiendas todo, sino que confíes en Él aun cuando tus preguntas no tengan todavía respuesta. La fe verdadera se fortalece precisamente cuando el camino se oscurece, porque es allí cuando descubres que Dios no falla.
Creer también te ayuda a caminar con esperanza. Dios no te diseñó para vivir atrapado en el miedo o en la duda constante. Él quiere que tu corazón encuentre descanso en su amor. Cuando decides creer, aunque no veas la salida, el Señor comienza a abrir puertas que no imaginabas. Él empieza a darte sabiduría, calma y dirección. Muchas veces el milagro más grande no es lo que cambia a tu alrededor, sino lo que Dios cambia dentro de ti.
Y finalmente, creer te conecta con la historia de un Dios que siempre ha sido fiel. Desde el principio de la Biblia hasta hoy, Él ha guiado a personas reales que tuvieron dudas, temores y luchas, igual que tú. Pero aun así, caminaron confiando. Cuando tú decides creer, te unes a esa historia eterna donde Dios sostiene, fortalece y transforma. Tu fe no es pequeña cuando decides entregarla en las manos de un Dios grande.
Aplicación diaria
- Dedica 3 minutos hoy para decirle a Dios con sinceridad en qué área te cuesta creer y entrégasela.
- Lee nuevamente los dos versículos y repite en voz baja la frase: “Decido confiar aunque no vea todo claro”.
- Haz un acto de gratitud por algo pequeño que hayas pasado por alto en estos días.
- Comparte esta reflexión con alguien que esté enfrentando dudas o incertidumbre.
Ps. Eudomar Rivera